Creo en mí porque aprendí que soy la autora de mi destino.
Creo en mi padre, porque me entrego amor puro en esencia y se convirtió en mi mejor amigo.
Creo en todas las risas que compartimos juntos.
Creo en mi madre que me enseñó con el ejemplo, el poder de la comunicación y la amistad.
Creo que nacer de ellos fue un regalo maravilloso de quien quiera que esté a cargo de la vida
Creo en las carcajadas de mis hijos, porque me alegran el alma.
Creo también en sus lágrimas porque me demuestran que están vivos
Creo en la alegría cuando viene de improvisto sin que la persigas.
Creo en la vida después de la muerte, porque tengo una cita pendiente en ese lugar maravilloso.
Creo en él que te ayuda sin que se lo pidas.
Creo en la amistad, esa que es rica, divertida e incondicional.
Creo en las risas cómplices de mis hermanos.
Creo en la belleza de los bebés, que vienen a confirmarnos que la vida siempre sigue, que no podemos parar.
Creo en decir que no cuando es necesario.
Creo en la superación de nuestras limitaciones autoimpuestas.
Creo en creerle al otro que me ama.
Creo en el tiempo porque sigue de largo aunque no queramos acompañarlo.
Creo en los golfeados del Junquito, como una marca feliz de que fui niña.
Creo en los viajes a Margarita en familia, que nos regalaron momentos y recuerdos maravillosos que no tienen precio.
Creo en el infierno como ese sitio dentro de nuestra mente en el que pensamos que no somos capaces y que no hay salida.
Creo al igual que la persona que más he amado en mi vida, que ¡Todo llega!
