Una de las decisiones más difíciles en la vida, es abandonar a alguien que amas, cuando te das cuenta de que a pesar de lo que sientes, esa persona, es dañina para ti.
En ese momento entran en juego el miedo al cambio, al futuro, sientes ese hueco en el estomago que te habla de ese vacío real que estas a punto de crear, empieza a aparecer la nostalgia, se te mezclan en la cabeza el realismo del día a día y la esperanza enorme de que esa persona cambie y ahora sea “buena” para ti de la noche a la mañana.
No es fácil pensar asertivamente en esas condiciones cuando “la razón dice no y las emociones gritan sí”.
Como ser humano, mujer y psicólogo les digo que hay que dejar “la droga” cuando aun te gusta, no hay atajos en este camino.
No hay forma de que primero dejes de amarlo y luego te apartes físicamente.
Como cualquier adicción, la adicción afectiva nos pone frente a nuestra propia debilidad y nuestros sueños de niños, esa época en la que creías que todo era posible, que con solo desear algo con toda el alma era suficiente para obtenerlo.
Esa época donde solo conocías la gratificación inmediata “lo quiero y lo quiero ahora”.
Hoy en día la mayoría de mis pacientes acuden a consulta buscando una receta mágica que les permita salir de una relación de pareja que los hace infelices, rápido y sin una gota de sufrimiento, “quiero dejarlo pero sé que me va a hacer mucha falta y eso me aterra”.
Muchos soportan abusos terribles por el miedo al sufrimiento posterior a la ruptura.
Como decía una frase del libro Comer, Rezar, Amar “Nos merecemos algo mejor que estar juntos por miedo a ser destruidos si nos separamos”.
Una vez que tomes la decisión de cuidarte, amarte, de tener misericordia de ti mismo y no permitir que tu tiempo transcurra sin felicidad o peor aun con tristezas, será ese momento el más importante, ya que necesitaras concentrar tu voluntad en vivir con la menor cantidad de pensamientos negativos posibles, y por el contrario comenzar a llenar tus días con actividades y personas que sumen a tu vida emociones y situaciones placenteras.
Comienza a hacer ejercicios, arranca ese curso que siempre quisiste hacer, emprende proyectos, date la oportunidad de frecuentar sitios donde puedas conocer nuevas amistades, regálate todo lo que te deje con la sensación de que estas avanzando hacia una nueva tu!
Soltar una relación de pareja infeliz es un reto a la constancia, la valentía, la claridad y al desapego.
Necesitas ser consciente de tu valor y de lo que te mereces, y luego permítete sentir la tristeza, la rabia, el miedo y llorar todo lo que sea necesario, ese es el único camino que conozco por el cual se comienza a construir un duelo saludable, con el cual te irás fortaleciendo día a día hasta alcanzar la etapa de la resignación y la resignificación, encontrando el balance entre lo aprendido y lo perdido en esa relación.
Recuerda que ser feliz es una decisión, ella no depende de las cosas que nos pasan, sino más bien de la actitud con la cual enfrentamos lo que nos ocurre.
“Vinimos a esta tierra a 3 cosas: a aprender a amar lo más que podamos, a intentar dejar huella para ser recordado por algo bueno cuando ya no estemos y a ser felices que no es un derecho sino un obligación”.
Pilar Sordo